Friday, August 10, 2007

Morelia

Saludos a mis amigos del Club Toastmasters "Morelia" y "Demóstenes". Con cariño a Mi papá José Luís, Papá Nico, Mamá Licha, Mary, Ximena, Jovan, Lina, Fidel y Diego. Nunca los voy a olvidar... viviré siempre agradecida.
La ciudad de cantera y hierro forjado.


Me fui de vacaciones a Morelia buscando ponerle fin a un sueño. Mi sueño se convirtió en realidad, y dio como resultado un viaje lleno de sorpresas… muy gratas sorpresas, donde conocí gente sencilla, inteligente, amable, que me enseño sin querer, que en ocasiones, lanzarse a la aventura sin conocer a nadie puede convertirse en la mejor experiencia de tu vida.

Todo comenzó en aquella convención… cuento pasado. De ahí se vinieron dos invitaciones a visitar esa ciudad. La primera no se pudo lograr y la segunda; por poco naufraga antes de comenzar el viaje, sin embargo, en un arranque de valentía, decidí emprender el camino a lo desconocido, con la bendición de mi madre y unas cuantas direcciones de gente que no conocía.

Curiosamente la aventura comenzó antes de subir al avión, pues conocí aun chico muy cordial, del pueblo Jungapeo que se encuentra a 4 horas de Morelia. El me ayudó a no sentirme sola y torpe en lo que se refiere a las normas de la aerolínea, ya que, esta era la primera vez que viajaba sola sin ningún compromiso que cumplir y absolutamente perdida. Pasamos las 4 horas del viaje conversando; su nombre es Erick y a pesar de intercambiar teléfonos, no lo volví a ver.

Llegamos al aeropuerto de Morelia cuando todavía no amanecía. El clima templado hacía que sintiera frío… se respiraba un olor a tierra mojada que se unía al rocío de las ventanas, conjugándose en la armonía de un pueblo con historia. Erick me acompañó a tomar el taxi que me llevo al hotel, al cual llegue después de más de una hora de camino.

El hotel estaba situado en el corazón de la ciudad. A donde volteara la mirada solo se veían los magníficos edificios coloniales, de cantera rosa y hierro forjado. Era lo que recordaba de mi única visita a esa ciudad nueve años atrás… la diferencia en esta visita, es que me encontré con la plaga letal del graffiti. ¡No podía creer que estas personas no pudieran respetar casas y construcciones con tanta historia en sus cimientos! Como pudieron atreverse a mancillar su propia historia, nuestra cultura…Por desgracia, falta encontrar la forma de frenarlos.

A pesar del triste hallazgo, continué explorando a solas la ciudad, probando sus sabores en la comida y los deliciosos dulces que datan de la época prehispánica. Después de estar vagando por el centro, José Luís, un amigo de mi madre, fue a buscarme para llevarme a la sesión de un club de oratoria, que es la razón por la que se conocen; después me llevó a la casa de dos personas maravillosas que me trataron como si fuera su hija: Nicolás y Lichita. Me ofrecieron hospedaje y toda su confianza pero más que nada me brindaron la oportunidad de conocerlos… y siempre estaré en deuda con ellos.

En uno de los eventos del club, conocí a unos chicos muy simpáticos y cordiales, ya que sin tener ellos la obligación de atenderme, se ofrecieron a darme un recorrido por los pueblos vecinos, esperando que no me quedara con la mala impresión de la invitación anterior. Jovan y Mary me llevaron a Patzcuaro, pueblo blanco y rojo con unas nieves deliciosas. Caminamos por sus calles empedradas recorriendo los puestos con vendimias, ahí conocí a Ximena, quien sería sin querer, la razón vital de mi viaje.

Siempre se dice que “las cosas pasan por algo” y ese algo era Ximena, una chica muy dulce e inteligente, que me brindo su amistad a pesar de las circunstancias, y fue junto con Mary, lo mejor que me paso en este viaje… encontré unas magníficas amigas en el corazón de Michoacán, que curiosamente las siento cerca de pesar de la distancia.

Los días posteriores, los pasé en compañía de Mary y Jovan. Mary resulto ser una cómplice increíble en las pequeñas travesuras que se nos ocurrían cada 3 segundos, a pesar de su juventud es una chica realmente talentosa y muy segura de lo que quiere en la vida. Jovan fue quien me enseño un poco de historia y de química… su discurso acerca "del beso" me impresiono.

Mi última noche en Morelia, la pase en compañía de Mary, Jovan, Lina, Fidel y Víctor. A Lina y Fidel los conocí un poco los primeros días, pero no los traté hasta esa noche… y fue una gran noche. Ahí me di cuenta que no fue la cantidad de tiempo que nos tratamos, sino la calidad con la que convivimos esas pocas horas, después de la sesión del club, me despedí de mi “Papá José Luís” y el resto de los miembros, los demás me llevaron a bailar y resultó una velada increíble, a pesar de que se burlaban de "mi marcado acento norteño" que francamente yo no noto...

Solo me quedó tiempo para llegar a casa de Papá Nico y Mamá Licha, tomar un baño, arreglar mis cosas y esperar que me llevaran al aeropuerto. En esas largas despedidas, no sentí tristeza y me impresioné… no quería regresar a casa, pero era inevitable que lo hiciera. No entendí hasta después porque no me embargaba la tristeza.

De camino al aeropuerto, la ciudad a oscuras me daba una lluviosa despedida. El chico de la convención fue mi acompañante. No le reclamé su descortesía, ya que indirectamente, fue gracias a él que conocí gente tan agradable, tan llena de sabiduría y con tantas cosas buenas que ofrecer. Cuando me despedí de él para entrar a la sala de abordaje… me llegó la tristeza.

No pude evitar que mis lagrimas corrieran recordando todo lo que viví en una semana, que me pareció eterna pero magnifica; extrañé desde ese momento a cada una de las personas con las que conviví, a las que no traté mucho y a los que no conocí. Entre sollozando al avión, observando en la ventanilla como la ciudad se iba haciendo pequeña, hasta que solo quedo una mancha de luces sobre un fondo negro. Me desperté con los ojos cansados sobre una alfombra de algodón… poco a poco el paisaje fue tomando forma y reconocí las fábricas en medio del desierto. Había llegado a mi ciudad.

Volví a mi tierra con la mente cambiada, fui persiguiendo un sueño que no existía, para encontrarme cosas extraordinarias en mi camino. Fue un viaje lleno de incertidumbre que se convirtió en una aventura, donde las personas que me tendieron la mano, de ser unos completos desconocidos; pasaron a ser mis mejores amigos, aprendí historia, mitos y leyendas, química, política, relaciones humanas y un poco de oratoria pero; sobre todo supe… por que la gallina cruzó el camino.

3 comments:

Anonymous said...

Aleyda:

"Libro abierto" es el tema de una canción que me gusta mucho, en alguna parte dice "Tú sí escribes muy bonito", y eso es precisamente lo que tú has logrado con tu escirito.
Gracias por mandarnos este texto, gracias por todo lo que dices.

Dese Morelia te mando besos y abrazos, también a tu madre.

Anonymous said...

HOLA ALEYDA ME DA MUCHO GUSTO QUE TE LA ALLAS PASADO MUY BIEN, RECUERDA QUE AQUI TIENES TU CASA Y TAMBIEN TIENES AMIGOS, SIEMPRE SERÁS BIEN VENIDA, Y CREME QUE NOSOTROS TAMBIEN NO LA PASAMOS MUY BIEN EN TU VISITA, TE ESTAMOS ESPERANDO PARA HACER NUEVAS SALIDAS Y NUEVAS AVENTURAS, EN CUANTO TENGAS UNA TIEMPO NO LO DUDES E INMEDIATAMENTE VENTE A MICHOACÁN TU CASA....

CUIDATE Y TE ESTAMOS ESPERANDO

Anonymous said...

hola alyeda:

Me da mucho gusto saber que te la pasaste muy bien por aca en Morelia.

ojalá que no sea la única ocasión en que nos visites.

envío un fuerte abrazo.

Saludame a tu mamá.

bye.