Tuesday, October 07, 2008

Gracias a mis amigas

Con todo cariño, les agradezco el estar conmigo en estos días tan difíciles. No pude evitar vertir lo que siento en palabras, como saben son mi mejor medicina. Espero en unos días poder escribir de otra manera, y ahora si agradecerles su compañía y su comprensión. No puedo sentirme más afortunada por tenerlas. En esta ocasión, sólo hablaré de lo que me aflije... después podré hacer algo mejor.

Señales

Siempre creí que sería duradero. Tantos años de sufrimiento, malos entendidos y desprecios, habían culminado en algo más que amistad. Por fin era mío, lo sentía en su abrazo, en su beso y en su mirada. Vivir para él constituía mi prioridad, hacerlo sentir bien era mi consigna, el motor que me guiaba en mis noches de insomnio y soledad. Quererlo tanto me hacía sentir completa. Pero todo era una ilusión.

Esa necesidad de protegerlo, escondía mi propia soledad. El cargar sola con el peso de una relación que solo existía en mi mente, y que anhelaba con todo mi corazón. Toda mi vida he estado sola. Y fue en ese afán de llenar un vacío de años, que me conformé con los restos que dejaba a su paso. Lo quería tanto que llegué a quererlo por los dos. Lo que me importaba era tenerlo, aunque fuera a medias.

Después de mil señales que preferí ignorar, me encontré de repente afrontando la realidad. Esa desagradable verdad que había estado evitando por conveniencia y por temor. Sí… lo amo con todo mi corazón, y es con ese amor sincero y limpio, que pocas veces en la vida encuentras. Mi consuelo es que sé que puedo querer a alguien de esa manera. Mi condena es que no le entregué mi amor a la persona correcta.

Mis ojos están cansados de llorar. Mi mente esta cansada de pensar. Mi corazón esta cansado de sentir… y de no recibir. Mi memoria esta fallando, y todo se resume a recontar todos los errores que cometí. Pero en realidad solo cometí uno: Quererlo más que a nada en este mundo. Y al final del camino, me encuentro varada en medio de la nada, sola como desde el principio y más asustada que nunca.

Hay personas que dicen que el mal se revierte en algún momento de la vida… pues no se que maldad he cometido en esta vida que sigo pagando con mi soledad. Otras me dicen que no se ocupa un hombre para sentirse plena… no se trata de plenitud sino de amor, compañía, comunicación, cariño, todas esas cosas de las que me he privado en todo este tiempo. La vida no esta hecha de sueños, y yo vivía en uno.

No es solo el darme cuenta que no soy correspondida, es el aceptar que ya lo sabía.