Thursday, July 21, 2016

La Barca

Y un buen día, la tormenta apacigua su furia; pero la lluvia permanece. Las gotas que caen del cielo parecen ácido altamente corrosivo impactándose lentamente sobre la carne viva.
La marea aporta un oleaje permanente, recordándote que todavía estás sobre la barca de dolor profundo. Al intentar escapar, sólo ves turbias aguas azules en el horizonte, nubes grises en el cielo y una terrible oscuridad en el corazón. Un pequeño rayo de luz se asoma entre ellas y tratas de llevar tu barca hacia él, pero la sombra de la calumnia adelanta su paso y te aleja.
Y cuando piensas que puedes tocar la orilla, las suaves olas de la melancolía te adentran en lo más profundo del mar de soledad.
Tu barca no es suficiente. Mucho espacio y pocas esperanzas. A veces piensas que será mejor dejarte ir.
El día soleado no mejora la vista. Aguas turbulentas plagadas de hambrientos tiburones esperan obtener un poco de tu desesperanza. Una mordida y se termina el sufrimiento. Una mordida y ya no recordarás más. Una mordida para dejarte ir.

Wednesday, July 13, 2016

De Regreso

Después de 4 años vuelvo a las andadas. Me han ocurrido cosas que no pudiera contar en un sólo relato. Y lo más interesante es, cómo te mueve un sentimiento para retomar ese pasatiempo que tenías olvidado. No se porqué lo dejé... pero si se porqué tuve la necesidad de volver.
Lo que Parece
Una niña preguntó un día ¿qué era el amor? Intentando explicarle, muchas personas daban su punto de vista acerca de ese extraño, inevitable y complicado sentimiento. Hablaban de la dulzura, las mariposas en el vientre, las penas al viento y los días cálidos. Pero nadie le advirtió de los días oscuros.
Cuando el amor lastima, pareciera que la vida se te escapa en cada sollozo, como si el alma quisiera salir de tu cuerpo para evitar el sufrimiento, dejando al cuerpo indefenso ante el dolor.
Pareciera que te hundes en un abismo arenoso; y con cada movimiento que haces para salir de él, te vas hundiendo más y más en el fondo frío y oscuro.
Pareciera que te arrancan el corazón en pedazos pequeños, muy pequeños… tan pequeños; que son como mil agujas que se encajan una tras otra en el mismo lugar, para recordarte; que es ahí donde duele.
Quieres respirar; y el aire que entra en tus pulmones quema como el fuego del infierno. Quieres dejar de llorar, pero no lo controlas; tus lágrimas ya no salen, simplemente caen sin que lo notes, y en cada sollozo se escapa gota a gota la esperanza.
Quieres gritar y en cada quejido caen mil lágrimas más. Llega el agobio y la desesperación, y te desplomas rendida ante tanta agitación. Tus sueños te traicionan recordando el motivo de tu llanto y despiertas sumida en la tristeza, con más golpes en el alma, ya que ella no te abandonó, se quedó contigo para que no cargues sola con el sufrimiento.
Te dicen que después de la tormenta viene la calma, pero no te aseguran cuánto durará. Y las horas se transforman en días, los días en semanas y las semanas en meses, y no logras dejarlo pasar.
Nadie ha muerto de amor. Todos han sobrevivido a éste sentimiento. Aquí vuelve la esperanza de recobrar las fuerzas y abrazar la calma. Mientras tanto la niña llora, sufre y se desmorona.
Le enseñaron a ser fuerte, a aparentar que todo está bien. Pero no le enseñaron a no sentir. No le dijeron que el amor también lastima, que duele… que desarma. Que no es lo que parece.