Monday, February 06, 2006

Otros escritos

Este escrito es de los primeros que hice, tiene poco más de dos años guardado... Espero que les pueda servir de algo... no es grato hablar de la muerte, pero siempre es grato recordar a los que se van...

Réquiem para Sergio
27 de Febrero de 1977 – 27 de Septiembre de 2003

En esta ocasión no les voy a hablar de amores y desamores, sino de un amistad de muchos años que terminó de manera inesperada. No, no fue un malentendido ni algo parecido, simplemente fue la obra de una fuerza imparcial que decide quien se queda y quien se va,

Mi amigo venía de una fiesta. Había tomado. No hizo caso como siempre de que en ese estado no debía conducir un auto. Él era muy distraído. Quedándose dormido frente al volante, se dio cuenta de repente que de ese sueño... ya no iba a despertar.

Dicen que fue instantáneo y que no sufrió. “Que bueno” opinaron algunos, y otros nos preguntamos “¿Por qué?”... ¿Por qué él que era tan bueno?, El nunca hizo nada malo, ¿Por qué Dios mío ¡por qué?!.

Pero nadie responde. Nos quedamos en silencio mirando su cuerpo inerte dentro del féretro donde sería llevado a su última morada. Sin dar crédito a lo que pasaba, el resto de nosotros hacíamos el recuento de nuestras experiencias adolescentes con nuestro amigo, ya que nuestro grupo se disolvió con el paso de los años.

Como ocurre siempre, este reencuentro del grupo se dio por circunstancias trágicas. Las nuevas relaciones, el trabajo y responsabilidades adultas hicieron que nos separáramos. Pero eso no sucedió con mi amigo. Él siempre procuraba visitarme, varias veces a la semana lo escuchaba tocar a mi puerta diciéndome: “Chaparra vamos a cenar”. Preocupado siempre por mí, se mostraba incrédulo ante mi forma de pensar, ante mis proyectos y deseos, me decía que dejaba de lado la felicidad. Siempre me apoyaba cabe mencionarlo, pero al mismo tiempo trataba de que fuera más flexible y abriera mi corazón. “No quiero que te quedes sola y viejita”... así terminaban nuestras discusiones.

No será el primer amigo que fallece ni será el último. Pero era mi amigo y lo estimaba. Tuve la fortuna de habérselo dicho muchas veces, y tengo la infortuna de no poder decirle ahora, cuanto me hace falta.

Para su viaje, le dejé una foto en la que salíamos juntos. Su madre se aferró a ella con desesperación y no dejo que se la quitaran.

Al ver su sufrimiento, me di cuenta de la fragilidad de la vida y cómo la dejamos pasar lamentándonos por pequeñeces. Como dejamos pasar el tiempo y no procuramos a la gente que nos quiere y nos aprecia. Como evitamos a toda costa comprometernos. Dejar amar y ser amados. Lo aprendí de mi amigo, sin embargo no lo practico.

Pero hoy... lo enterré. Hoy vi como su cuerpo bajaba despacio por ese túnel de concreto donde su abuelita lo esperaba. Hoy vi a su familia sufrir de un dolor que no lo cura ni el tiempo. Hoy vi a sus amigos llorar por su pérdida. Hoy traté de no llorar porque mis lágrimas no lo traerían de vuelta, pero no lo logré.

Hoy enterré a mi mejor amigo. Hoy lo acompañé a su último viaje. Hoy morimos todos un poco... mientras respirábamos lento.


Para Sergio Adalberto Bernal Rojo
Con cariño. Te extraño Checho.

Aleyda Avalos Valenzuela
29 de Septiembre de 2003



La Fórmula Correcta

A petición de mi primo Galo, siempre me pide que publique lo que escribo, me da pena y en ocasiones guardo mis escritos por que como el ya les dijo... un maestro me dijo que no lo hacia bien... bueno eso fue en cuanto a la poesía, y pues con ese comentario me dio todavía más pena seguir escribiendo. Mi primo insistió y pues a ver que les parece. Esto lo escribí a raíz de una conversación que tuve con un buen amigo...

La Fórmula Correcta

Me encontraba con un buen amigo, quien me aprecia de buen grado; lo dice y lo demuestra, pues le afecta lo que algunas “personas” que conocemos opinan de mí. Se enfurece al querer explicarles que sus palabras son infundadas, pero no logra en ellos ni un mínimo cambio de actitud; sólo burlas, risas y malos consejos.

Esa ocasión lo sentía más molesto que otros días. Por más que intentaba animarlo no salía de su asombro, esas “personas” se aferraban a obligar en él una idea diferente hacia mi persona, por lo que mejor optó por alejarse.

Dicho esto, buscó mi compañía esperando respuestas, las cuales no le podía dar, porque ese problema no es mío, sino de las “personas” que me atacan por la espalda. Le expliqué que esas “gentes” piensan que soy como un frasco vacío, al cual cada uno le da una característica que cree encontrar en mí, lo visten y lo llenan con mentiras, calumnias, malos modos y pésimos hábitos; todos reflejados en lo que no quieren de sí... y lo arrojan hacia mí.

Ese frasco lo quieren vender a la gente que apenas me conoce, y le pregunté a mi amigo: ¿Tú crees que yo soy ese frasco?... Sin dudarlo contestó que ¡NO!. Y me dijo que su molestia es ante todo, por que sabe que lo que “ellos” hablan no es verdad; y lo llena de impotencia, por que no puede cambiar su opinión.

Yo le dije -No hay problema, la forma más grata de hacerme feliz es demostrando lo que vales.-
Si sus valores y convicciones son lo suficientemente fuertes como para no cambiar su opinión... aunque el valor del frasco le parezca demasiado atractivo.

Es muy fácil opinar a primera instancia. Si... esas “personas” venden el frasco como si fuera original, pero solo están ofreciendo una versión pirata y de mala calidad. Está alterado; y ni un solo componente pertenece a la fórmula original. Puede ser que mi frasco tenga ventas más altas que el suyo, y por eso se empeñan en levantar esa campaña publicitaria de desprestigio...

Pero siempre existe una tienda en la que se puede adquirir la fórmula original a buen precio... sin sellos rotos ni sustancias faltantes. Esa tienda siempre va estar abierta para toda la gente que le interese probar antes que decir “yo paso”, mi tienda esta atendida por mis verdaderos amigos, quienes venden el producto con calidad y sin mentiras, no por el simple hecho de vender.

Esta tienda esta abierta para mis amigos lejanos y cercanos, para los que están por serlo, y para todos aquellos que se tomaron la molestia de analizar bien este frasco... y encontraron en él la fórmula correcta.